Nomadland, el viaje sin edad

“No soy una homeless, soy una houseless” afirma la protagonista de  Nomadland, una las ocho películas nominadas al Oscar en su emisión del 2021. Y aunque sabemos que la caballada está flaca, si te consideras viajero, no te la puedes perder.

Trama

La excentrica y multigalardonada Frances McDormand encarna a una norteamericana madura y trabajadora que por el paso de la vida se queda sin esposo y tiene que redescubrir el mundo a través de los reflexivos ojos de la soledad. Para agravar su situación, la fábrica donde laboraba y de la cual obtenía su sustento tiene que cerrar dejándola a la deriva. Ante este panorama la protagonista se ve forzada a vender sus cosas y comprar una furgoneta la cual convierte en su hogar. ¿Qué puede hacer una mujer madura, sola, sin casa, sin empleo y con una furgoneta?, pues emprender el viaje y es justo en ese viaje donde se desenvuelve la historia. Como todo viaje, existen héroes, pasiones, personajes raros, pero sobretodo paisajes, muchos paisajes.

Produccíón

El guión surge de la adaptación del libro de la periodista Jessica Bruder  ‘País Nómada: Supervivientes del siglo XXI’ y se comenta por los pasillos que fue Frances quien solicitó los derechos  y acudió con Chloé Zhao para dirigir la película y de la mano de estas tres talentosas mujeres (escritora, directora y actriz) lograron un poema de soledad e inmensidad.

La nominación en seis categorías de los premios Oscar la ha colocado en la palestra y hoy muchos la han volteado a ver, sobretodo en estos tiempos de baja producción cinematográfica y en días de encierro.

No es para todos

Se podría pensar que el filme está diseñado en forma de documental, o por lo menos de falso documental, sin embargo, quien escribe esta nota no lo considera así. Nos hemos acostumbrado a darle un sentido épico a cualquier historia y hacemos a un lado las vidas cotidianas, queremos héroes y villanos, queremos campeones y humillados, queremos triunfadores y perdedores, las vidas comunes no cuentan… ¡pues no! la realidad tiene de todo.

El ritmo de la película es semi-lento, los pequeños acontecimientos van trazando un viaje sin sentido, pero posiblemente ahí está su valor, en voltear a ver a los que no estorban, los que no molestan, pero tampoco hacen nada mítico, tan sólo vivir en el camino.

La fotografía y el soundtrack relajado podrían desesperar a algunos, pero cuando aprendes a disfrutar tanto del cine como del viaje más allá de las pretensiones, te das cuenta que lo más importante es lo que uno siente y si los demás no entienden tus emociones pues allá ellos.

Ángel Abraham Chávez

Especialista en turismo, capacitador, docente, travel-coolhunter e investigador turístico. Director de la revista Mochilazo Cultural.

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