Nueva Ley pone freno a Airbnb en Nueva York. ¿Podrá la CDMX?

El próximo 5 de septiembre entra en vigor la «Ley de Registro de Alquileres a Corto Plazo» de la ciudad de Nueva York, que por temas de impugnación no había podido entrar en vigor. La ley tiene varias exigencias, particularmente limitantes para los anfitriones que quieran alquilar sus espacios en las plataformas como Airbnb o Booking.com.  

Las causas

Hay que recordar los diversos problemas que han provocado estas plataformas en los centros urbanos. A continuación algunos de ellos:

1. Dueños de inmuebles que corren a sus inquilinos de años, con tal de rentar por noche cada inmueble a precios exagerados.

2. Inmuebles con precios de renta inalcanzables para la gente que trabaja en las ciudades, lo que provoca que se vayan a vivir en suburbios a largas horas de trayecto.

3. Desmanes, ruidos y conflictos entre los habitantes cotidianos de un edificio y los grupos de viajeros eventuales que se la pasan de fiesta todos los días.

4. Descentralización del turismo a zonas más peligrosas y no diseñadas para la actividad turística, lo que provoca mayor consumo energético, hídrico e incluso inflación en zonas suburbanas.

5. Clasismo y turismofobia. Por un lado los poderosos que pueden pagarse un piso en esas zonas marginando a quienes no pueden y por otro, locales que ahuyentan de sus negocios a turistas por no ser de la zona.

6. Manzanas completas llenas de gente extranjera que paga en divisas las rentas que antes se cobraban en moneda local…. entre otros.

Ley de Registro de Alquileres a Corto Plazo

Ante todo ese turbio panorama, el 9 de enero de 2022 la Ciudad de Nueva York adoptó la Ley Local 18, también conocida como Ley de Registro de Alquiler a Corto Plazo. Esta ley exige que los anfitriones de alquileres de corto plazo se registren en la Oficina de Cumplimiento Especial (OSE) y prohíbe que las plataformas intermediarias de reservas como Airbnb, VRBO, Booking.com y otras, oferten espacios de corto plazo no registrados.

 Obviamente, las plataformas y algunos aludidos, presentaron una demanda contra la ciudad de Nueva York el 1 de junio. Sin embargo, el 8 de agosto, el Tribunal Estatal de Manhattan desestimó la demanda y calificó las regulaciones de «totalmente racionales», con lo que la Ley entrará en vigor a partir de este 5 de septiembre de 2023.

Entre otros temas la Ley exige lo siguiente:

– Los anfitriones de alquileres de corto plazo se deben registrar en la Oficina de Cumplimiento Especial (OSE).

– No se alquilarán apartamentos enteros por periodos menores a 30 días.

– Se permite alquileres inferiores a ese plazo sólo si el anfitrión está presente en el alojamiento.

– Sólo le permite alquileres a máximo dos visitantes simultáneamente (siempre y cuando el anfitrión esté presente en el alojamiento).

– Se crea una Lista de Edificios Prohibidos, donde no se permite el alquiler de corto plazo.

– Los dueños de edificios, pueden adherir su propiedad voluntariamente a la Lista de Edificios Prohibidos.

– En caso de no cumplir con las disposiciones el dueño se podrá hacer acreedor a una multa de 5,000 dólares o 1,000 dólares en caso de ocultar información.

Alternativas

Las disposiciones anteriores obligarán a las plataformas a lo siguiente; rentar espacios por periodos mayores a 30 días o rentar espacios donde los anfitriones convivan con los viajeros. Lo cual pocos recordarán era el negocio original de Airbnb. Así es, originalmente la plataforma se presentaba como una alternativa para conocer gente local a través de la convivencia, pero el dinero y la ambición los llevó por otro camino, tanto que en el segundo trimestre de 2023 la empresa rompió récords de alojamientos activos con siete millones en todo el mundo, y logró un beneficio de 594 millones de euros, un 72 % más que el mismo periodo anterior.

El efecto (¿mariposa?)

La preocupación de Airbnb y sus inversionistas no se enfoca sólo en los ingresos que se perderán por la reducción de comisiones en una urbe tan importante como Nueva York, sino en el eco que haga en otros países y  que distintos gobiernos comiencen a desarrollar leyes incluso más rígidas. Y siendo honestos no sería nada descabellado, porque las plataformas se han aprovechado mucho de las ciudades, de los anfitriones y de los viajeros. Si somos reflexivos, las ciudades invierten en infraestructura, servicios, mantenimiento de atractivos turísticos; los anfitriones invierten en sus viviendas, en remodelaciones, en amenidades y los viajeros hacen un esfuerzo por pagar todo eso, pero, ¿y Airbnb? Ellos también hacen una inversión, pero mínima comparada con las demás… y se llevan gran parte del pastel.

En México este fenómeno ya ha impactado a varios centros urbanos como la CdMX, Los Cabos, Cancún, San Miguel de Allende o Tulum. ¿Será la hora de ir pensando en una regulación similar? También es cierto que cada país es diferente y en México la economía no está para espantar las inversiones, pero como decimos los investigadores turísticos; “el turismo es una actividad noble siempre y cuando mantengamos lo humano sobre lo económico”.   

Ángel Abraham Chávez

Especialista en turismo, capacitador, docente, travel-coolhunter e investigador turístico. Director de la revista Mochilazo Cultural.

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