Museo Memoria y Tolerancia

«Existe Auschwitz; por tanto, no existe Dios”, es una frase impactante y conmovedora de Primo Levi, el escritor Judeo-italiano que vivió en carne propia las desgracias del holocausto, siendo uno de los 20 sobrevivientes del exterminio de 650 judíos italianos ubicados en su área del campo de concentración en Polonia. Entender la frase es un ejercicio de mucha reflexión, pues supone la pérdida de toda esperanza, de todo consuelo y de toda redención ante un suceso extremo. Es la frase de un creyente que ve desmoronada su fe ante los hechos. Y para quienes no alcancen a comprender lo que sintió Primo Levi al expresar esta frase pueden asistir al Museo Memoria y Tolerancia en la Ciudad de México.
P1050103.JPGEs importante en estos tiempos de divisiones, muros, prejuicios y argumentos falsos, darse una vuelta por los hechos históricos que nos han marcado como seres humanos, porque las acciones denigrantes tienen un origen en la palabra burda; todo acto de ignominia surge de un pensamiento sin fundamentos expresado por la palabra. El Museo  Memoria y Tolerancia a diferencia de otros museos no sirve como mecanismo redentor del ser humano, sino como espejo de la conciencia ante lo que somos todos los días; seres que humillan, que señalan, que denigran y que no respetan la condición de diferencia en el otro. Es, para beneficio de nuestro pensamiento, un museo reflexivo que otorga responsabilidad al visitante.
Son dos las principales áreas en las que se divide el museo, además de las exposiciones temporales; el área de Memoria que abarca los genocidios a partir del siglo XX y el área de Tolerancia que expone la reflexión social ante los hechos que realizamos de manera cotidiana a las personas que consideramos diferentes en nuestro entorno. Además en esta temporada se exhibe temporalmente la exposición Feminicidio en México, donde se reflexiona acerca de la violencia de género en el país.
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La curaduría y multimedia que presenta el museo son de calidad mundial y el precio de acceso que ronda en los 80 pesos –depende si quieres recorrido guiado, audio-guía, exposiciones temporales y si traes credencial de profesor o estudiante–, se ve perfectamente justificado desde la primera sala que corresponde a lo relacionado con el holocausto. A través de murales, videos, fotografías y artículos originales se observa la bajeza humana de la que fueron capaces los países afines al Tercer Reich y en cuyo caso la muerte era el menor de todos los males. Los criterios de calidad humana que se establecieron durante la Alemania Nazi, permitieron que los soldados exigieran a sus prisioneros que se deshicieran de su humanidad, es decir, que desde que se convertían en presos del régimen, ellos ya no eran seres humanos, sino números, tan sólo números y lo peor es que algunos prisioneros terminaban creyéndolo.
P1050071.JPGEl recorrido comienza mostrando justamente los lineamientos y propaganda Nazi para delimitar quienes eran los humanos de raza pura y con derecho a reproducirse. Las salas van exhibiendo cronológicamente el ascenso y caída del Tercer Reich. Se muestran ropas, armas, sellos, panfletos, maquetas con procedimientos de ejecución y hasta un vagón
original de la época.
Las siguientes salas muestran con el mismo impacto visual cómo el genocidio ha sido una práctica que nunca se erradicó en el siglo pasado, pues se exhiben los genocidios de la Ex-Yugoslavia, Camboya, Sudán, Ruanda, Guatemala entre otros, para al final ver un video de cómo todos los gobiernos del mundo han podido haber hecho algo para evitarlo y no lo hicieron.
P1050121.JPGEn el área de Tolerancia se exponen de manera más interactiva los conflictos actuales de discriminación, sexismo, homofobia, racismo y demás problemas relacionados con el respeto a los derechos humanos, además de una sala dedicada a los inmigrantes del mundo y particularmente de Centroamérica hacia México y de México hacia los Estados Unidos.
Muchos dicen que al salir del museo se sienten con el “estómago apachurrado” después de haber visto los horrores de los que somos capaces, pero como mencionamos al principio del artículo, el Museo Memoria y Tolerancia es precisamente para generar esa reflexión. Posiblemente no lo notemos pero todos hemos cometido algún acto de intolerancia o posiblemente hemos aplaudido alguno, por lo tanto somos parcialmente responsables en el devenir de la historia. México está viviendo retos internos y externos que requieren una sociedad reflexiva y en ese sentido la visita al Museo de Memoria y Tolerancia es un compromiso personal.
Respecto a la frase de Primo Levi con que iniciamos el artículo, dejemos que sea otra frase la que responda y a la vez cierre el artículo, frase que de acuerdo con Brian Walters fue encontrada en la celda de un prisionero en Auschwitz: “Si existe Dios, tendrá que rogar por mi perdón”.

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Museo Memoria y Tolerancia
Abierto de martes a viernes de 9 am a 6 pm,
sábados y domingos de 10 am a 7 pm
Teléfono 5130 5555
http://www.myt.org.mx
@MuseoMyT

Ángel Abraham Chávez

Especialista en turismo, capacitador, docente, travel-coolhunter e investigador turístico. Director de la revista Mochilazo Cultural.

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