26 años del Re de Café Tacvba

Re-descubriendo un clásico
El próximo 22 de julio del 2020 se cumplen 26 años de Re, el mítico segundo álbum de Café Tacvba mismo que ha sido elogiado por la crítica a través de los tiempos y que fue nombrado el mejor disco de rock latino de todos los tiempos según la revista Rolling Stone… Sería muy fácil vanagloriar el virtuosismo musical de los integrantes del grupo y del eclecticismo del disco, pero hay que entender todo el contexto que rodeó el año en el que fue acuñada esta obra y así comprender un poco más su importancia o ¿por qué no?, su sobrevaloración.

1994 fue un año especialmente convulsionado y diferente para los mexicanos, después del espejismo económico de la política de “solidaridad” del sexenio de Salinas de Gortari, después de la eliminación de los tres ceros del peso y donde la clase media perdió literalmente su poder adquisitivo casi un 50%, se liberó la paridad del tipo cambiario que nos dejó con un peso devaluado por casi un 30%, después del llamado “error de diciembre” de Zedillo, el país cayó en una crisis económica ocasionando el famoso “efecto tequila” que marcó la debacle económica mundial. Ese año amanecimos en la cruda del 1 de enero con dos eventos que también dejarían estrías en la percepción de paz y estabilidad nacional; el TLC (Tratado de Libre Comercio) con Estados Unidos y Canadá por un lado, donde el país vislumbraba codearse al tú por tú con los países vecinos, sin estar preparados ni tener idea de los aranceles que se nos vendrían encima, haciendo una palpable ley de embudo entre los países involucrados. Y por otro lado el levantamiento armado del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) en Chiapas, que puso de manifiesto a nivel internacional la ruptura social que estaba enfrentando el país. Los medios masivos de todos los países dieron a conocer en tiempo real el hervidero de la guerrilla y el Subcomandante Marcos se erigió como el nuevo Zapata esgrimiendo la pluma, imagen y voz como sus principales armas, esto se aunó al asunto económico, por tal motivo los inversionistas corrieron para no estar en medio del conflicto. En lo deportivo México acababa de ser eliminado en penales (algunas cosas no cambian) por Bulgaria en el mundial de EUA en el siempre recordado conjunto donde Mejía Barón no metió a Hugo Sánchez por supuestas rencillas personales.
El mundo musical por su parte estaba de luto por la reciente muerte de Kurt Cobain, mal entendido genio musical que se voló la cabeza con una escopeta y meses después saldría a la venta el inolvidable disco Nirvana Unplugged. El mundo bailaba con Rythmn of the Night de Corona y en el auge de MTV (cuando ponían videos musicales) nos mostraban a una sexosa y malcriada Alicia Silverstone en la trilogía de Aerosmith; Cryin, Amazing y Crazy de su Get a Grip. Oasis tenía su disco Definitely Maybe, Green Day sacaba su Dookie con su happy punk, Korn se daba a conocer con su disco homónimo y Junto con ellos nacía el nu-metal, Soundgarden tendría su Superunknown que sería el último gran disco grunge de la historia tomando su lugar junto a Ten de Pearl JamNevermind de Nirvana.
En Latinoamérica por su lado verían la luz ese año el Nervio del Volcán de Caifanes lleno de himnos que se volverían esenciales para el grupo. La lupita tenía su Qué Bonito es Casi Todo, Los Fabulosos Cadillacs disfrutaban de las mieles de la fama con su consagrado Vasos Vacíos y sacaron un disco en vivo en su natal Argentina, Babasónicos mostraban su Trance Zomba, Mano Negra nos dio su último y más reconocido álbum Casa Babylon después de su épico viaje a través de Colombia en un tren llamado “Consentida” como homenaje a García Márquez, el grupo se desintegró y Manu Chao se convirtió en el nómada clandestino que conocemos… En esta revoltura cultural y socioeconómica se gestaron las bases para que se diera el fenómeno llamado Re.
El disco toma su nombre de la segunda nota musical del solfeo Re (del latín resonare fibris o sonar con fuerza) y es el hilo conductor del disco ya que con dicha nota empiezan todas las 20 canciones del disco, —como si el simple hecho de ser la segunda nota por sí misma no hiciera referencia a ser el segundo material de la banda— y siendo más puristas una nota es la vibración sostenida de un sonido y eso es lo que es el disco en sí; una vibración sostenida de principio a fin.
Ya en el primer disco de la mano del binomio argentino, el gurú Gustavo Santaolalla y Anibal Kerpel quienes se convertirían en los productores de cabecera de los tacubos, les dirigieron sus trazos musicales que darían como resultado el Café Tacvba disco homónimo, pero en esta segunda aportación, los trazos se salen del bastidor y el resultado sería la espina dorsal o el esqueleto del grupo que les daría su madurez musical, la forma y base de toda su carrera; un crisol de ritmos que se entrelazan en un desorden organizado y hacen del disco una obra maestra del eclecticismo.

La portada del disco es sobria en dos tonos de rojo con pequeñas grecas en cuadrados, círculos y triángulos (el ciclón) con un nautilus en el centro y las letras Re debajo, el nautilus posiblemente hace referencia a la canción del mismo nombre del disco de jazz/ funk One de Bob James, la cual ha sido sampleada por un sinnúmero de artistas del hip hop, rap y rythym & blues.
Ellos no fueron los primeros en fusionar ritmos dentro del “rock nacional”, eso es un hecho, ya existían la Negra Tomasa de Caifanes o el Déjenla Tranquila de Ritmo Peligroso (en inglés y español por si fuera poco), pero ellos en cada una de las canciones —salvó un par de excepciones y en algunos casos las mezclas están mejor logradas que otras—, suman hasta 3 o 4 ritmos fusionados entre sí, cohabitando en paz, lo mismo pasamos por el grunge, punk, rock, pop, funk, son cubano, mambo, cha cha cha, folk rock, bossa-nova, banda, polka, bolero, dance, disco, etc., ¡y todo sin baterista! ya que solo tocaban con la ahora famosa caja de ritmos del Meme (y su melódica con manguerita por su puesto), lo cual también hacía del grupo y del disco algo ya de por sí sui géneris.
Entre canción y canción se dejan entrever también algunas influencias innegables, como Los Xochimilcas con quienes fueron comparados y burlados en sus inicios, pero otros dos muy evidentes son Botellita de Jerez y su guacarrock que desde los ochentas fueron pioneros en mezclar sonidos populares con el rock con quienes curiosamente los tacubos compartieron el repudio de los rockeros más conservadores por supuestamente venderse a las disqueras y suavizar sus discos con mezclas de sonidos que se vendían más al público masivo como la cumbia y música tropical. Otro referente es Jaime López y Aguilera con su fusión pre-minimalista, innovadora y bizarra de sonidos oscuros teatrales combinados con blues y calor defeño, el inigualable Odio Fonky, esta influencia se hace manifiesta en 1996 cuando sale el Avalancha de Éxitos, una especie de tributo y, ¿por qué no?, una exoneración para los que criticaron a Cafe Tacvba y al Re por usar elementos de los antes mencionados en pos de ser más aceptados, así Alarmala de Tos de los botellos y Chilanga Banda del Odio Fonky son la manera en que los de Satélite le dan las gracias a sus amigos y maestros.
Cada canción encierra por su cuenta una historia y van desde temas tan diversos como la abducción extraterrestre del Aparato, la teología y filosofía de El Ciclón, Verde y Pez, la sátira de La Ingrata y El Borrego, el desamor de Esa Noche y El Puñal y El Corazón, pasando por el amor (gay por cierto) de El Baile y El Salón, medio ambiente y contaminación con Trópico de Cáncer, temas autobiográficos con El Tlatoani del Barrio (historia de los padres y el tío de Rubén), la migración con La Negrita, la libre expresión y el derecho a manifestación en La Pinta, entre otros… Y aunque suene exagerado o risible, en la actualidad los integrantes del grupo en especial Rubén Albarrán (en ese entonces Cosmé) están presentes lo mismo en el desierto con los wirikutas (huicholes) en contra de las mineras y la contaminación del agua y del peyote, en La Haya en apoyo al polo Ártico, en Argentina en contra del maltrato a los animales, en Amsterdam en las marchas gay, entre otros, eso habla de la congruencia de sus ideas y no de una simple pose.
En resumen, lo que hace a este disco ser denominado “el White Álbum latino (en referencia a The Beatles)” y “el Kid A (de Radiohead) latinoamericano” es el haber tenido a bien el amalgamar en menos de 60 minutos una explosión de ritmos, temas, colores y tesituras de voz (todos cantan), creando y proponiendo terrenos nunca antes explorados, con humor, con fuerza, con identidad propia sin caer en una mexican curious.
Sin desestimar al Abraxas de Santana, al Vasos Vacíos de los Fabulosos, al Clandestino de Manu Chao, el Jessico de Babasónicos y tantos más, Re es sin duda un círculo cuasi perfecto que abrió para bien un universo musical distinto, rompió con dogmas y preceptos preestablecidos musicalmente hablando, al menos en Latinoamérica, llevó el ser naco es chido de los botellos a niveles internacionales. Con la ayuda del casi recién nacido canal de Telehit y de MTV logró con sus videos de la Ingrata, El ciclón y las Flores poner a bailar a fresones, rockeros, hippiosos, folkloristas y demás fauna, alejando de las crisis (cultural por lo menos) a una generación. Un producto orgullosamente nacional que suena actual hasta nuestros días y que nos seguirá poniendo a bailar y a gritar “¡pa pa pa pa para pa eo eo!” cada vez que lo escuchemos. Todo es un ciclo, Re es parte de ese ciclo y si la vida es un gran baile y el mundo es un salón, Re es la música de fondo.

Francisco Mundo

Profesional del turismo con más de 20 años de experiencia en hotelería, bodas y servicio al cliente. https://www.cozumeldwm.com

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