La vida rara de los hoteles

Los hoteles son como pequeños pueblos donde sucede de todo; desde leyendas urbanas entre empleados, hasta tragedias griegas entre clientes. Cada día es una aventura, por esa razón decidimos compartir algunas de las experiencias más extrañas o incluso más comunes que se dan en el ambiente hotelero pero que suelen mantenerse entre los muros del edificio.
Huéspedes exhibicionistas

Eran las tres de la mañana cuando una pareja muy distinguida hizo check in aquella fría noche de invierno en ese hotel de la Ciudad de México. El recepcionista les entregó su llave, se dirigieron a su habitación, cuando a la media hora se abre el elevador del lobby y sale el huésped con una mano por delante y la otra por detrás (literal), pidiendo una llave extra de su habitación porque se les había cerrado la puerta (¿a ambos?). La pregunta lógica sería, ¿qué andaban haciendo desnudos fuera de su habitación?
Fantasmas

No podemos negarlo, en todos los hoteles se corren las leyendas sobrenaturales y lo curioso es que los mismos accionistas y gerentes lo saben, tan lo saben que muchos recepcionistas tienen la instrucción de asignar las habitaciones con “ruidos extraños” hasta que ya no haya ninguna otra disponible. Pero, ¿por qué hay fantasmas en los hoteles?, pues las razones tienen diferentes perspectivas y la más obvia es la sugestión. Los hoteles en la madrugada son muy “tétricos”, sus pasillos muy silenciosos y tienen muchas instalaciones ocultas tras las paredes lo que provoca muchos ruidos diferentes, además los empleados fácilmente pueden caer en leyendas urbanas debido al ir y venir de clientes. Pero si quieres realmente creer en lo sobrenatural, pues hay que comentar que la muerte de huéspedes en los hoteles es más común de lo que se cree y eso desencadena una serie de mitos de corredor, como aquella noche que de la caseta de seguridad le hablan a la auditora nocturna para decirle que no se permite tener visitas en el trabajo porque en el video de la cámara de seguridad se ve una persona frente a ella y la respuesta de la auditora fue que ella estaba sola en la oficina… nunca se supo quién era la otra chica.
Damas de compañía

Los hoteles pretenden cuidar su prestigio y la seguridad de sus huéspedes lo más posible, por esa razón existe la política en muchos hoteles de restringirle el acceso a personas que no hayan sido registradas desde el principio o cuya llegada no haya sido avisada previamente, de tal manera que el acceso de “compañeras nocturnas” suele ser un tema muy complicado de controlar.
En una ocasión un cliente hizo tal berrinche con tal de que dejaran pasar a su “pajarita de la noche” que empezó a golpear la puerta de la recepción con la intención de entrar a golpear al recepcionista en turno quién era el que no le permitía el acceso a su “amiga”. Y es que en ese sentido ha pasado de todo, como aquella vez que una trabajadora sexual bajó después de hacer su servicio, tomó un taxi y se fue y a los 5 minutos bajó el huésped gritando que la chica le había robado la cartera, o aquella noche que otra trabajadora sexual bajó gritando a la recepción que el huésped le había pegado y la había maltratado. No todos los negocios salen bien.
Relaciones con los huéspedes

Como principio ético se supone que no son permitidas las relaciones personales entre empleados y huéspedes, sin embargo la tentación entre estos dos grupos parece ser demasiada y siempre hay algunos casos que se salen de control, como cuando un piloto de aquella extinta compañía durante su check out le dejó una carta a una recepcionista, la cual no se encontraba en turno, por lo que una de sus compañera tomó la misiva y una vez que se retiró el piloto la chismosa recepcionista rompió el sobre y leyó la carta donde el piloto le agradecía a su compañera la “espectacular noche que habían pasado”, obviamente todo el hotel se enteró y la recepcionista renunció por la presión de los rumores, o aquella ocasión en la que el gerente del hotel entró al bar y se encontró al dJ del hotel haciéndole sexo oral a una gringuilla loca, pero como este último caso hay muchos y son el pan nuestro de cada día en los hoteles de playa.
Gerentes gandallas

Como en cualquier empresa los empleados hoteleros tienen que lidiar con su propio ambiente de trabajo; compañeros, clientes y proveedores, aunque también deben soportar gerentes con actitud de divas y es que hay que recordar que la hotelería es un negocio de 24 horas, 365 días al año lo que lo vuelve un negocio muy estresante en el cual la tolerancia y la paciencia valen oro. Algunos gerentes al no poder desquitarse con clientes o superiores buscan siempre un pretexto de conflicto con alguien de jerarquía menor por eso y por sus aires de grandeza se pasean por el hotel como reinas de belleza saludando a todo mundo (corto, corto, largo). Son muy conocidas las actitudes de los chefs con sus empleados, o como aquel gerente de recepción que se enorgullecía de hacer llorar a sus recepcionistas porque no las bajaba de “pendejos”. La verdad es que en muchas ocasiones los gerentes son los que entorpecen el trabajo de los empleados de servicio.
Vip’s pop

Acá entre nos, tras bambalinas hoteleras, hay que confesar que existe un tipo de clientes cuya reservación puede parar de cabeza la operación de un hotel; los artistas populares, esos extraños seres que por un lado quieren pasar desapercibidos, pero por otro hacen o piden las cosas más extravagantes durante su estancia. Aquí entran varios géneros de artistas, desde rockeros de glorias pasadas, hasta gruperos en pleno apogeo, todos ellos pueden ser un dolor de cabeza y algo muy común es que nunca quieren pagar nada, quesque porque la empresa que les paga la habitación también les paga los extras, cuando en la mayoría de las ocasiones esa empresa solo les paga hospedaje y alimentos, pero estos personajes hacen llamadas de larga distancia, consumen bebidas internacionales, mandan ropa a lavandería y al final nunca quieren pagar nada y eso por mencionar los casos más tranquilos, porque las superestrellas hasta manda a “adecuar” sus habitaciones para su estancia.
Huéspedes creepies

Eso de dedicarse al servicio significa que vas a lidiar con todo tipo de personalidades, lo cual incluye personas muy amables y decentes pero también incluye gente rara o degenerada, tú nunca sabes que tienen las personas en la cabeza.
En esa ocasión eran como las nueve de la noche cuando un huésped gringo, de unos cincuenta años, de 1.90 de estatura, rubio, gordo y con lentes de fondo de botella, llegó a la recepción preguntando dónde podría conseguir niños para tener sexo, o qué si nosotros podríamos conseguirle alguno. Claramente la discreción que se le brinda al huésped choca con el protocolo de ética, porque si dábamos aviso a las autoridades obviamente el huésped lo iba a negar todo. Tal vez él mismo sospechó que lo delataríamos y afortunadamente se fue muy temprano a la mañana siguiente.

 

Ángel Abraham Chávez

Especialista en turismo, capacitador, docente, travel-coolhunter e investigador turístico. Director de la revista Mochilazo Cultural.

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