Recordando a Laura Dekker

Ver pasar la vida es diferente a vivirla, los viajeros lo saben y mientras continúan con su propio viaje descubren a gente de todo tipo; aquellas que van sorteando los golpes de la realidad y los que se van de frente contra el destino y se agarran a madrazos con él a costa de lo que sea.

En ese sentido, enfrentarse sólo contra el mundo es una osadía que pocos se atreven a realizar, pero enfrentarse sólo contra el mundo a los 14 años es una afrenta más. Y aún en estos tiempos de “equidad” de género ser una chica adolescente y combatir las adversidades del entorno se traduce como una mentada de madre a las dudas existenciales.

Cruzar la línea

Tarde o temprano se debió cruzar la línea entre parecer una niña consentida holandesa, hija de padres divorciados y realmente mirar a los ojos de la socarrona y desvergonzada realidad en la soledad del mar. Pero para enfrentarse al mundo no importa que la niña haya nacido el 20 de septiembre de 1995 a bordo de un barco en los mares neozelandeses durante una aventura marítima de sus padres de siete años sobre las olas. En ese punto tampoco importa que la niña haya pasado los primeros cuatro años de su vida navegando y que a los seis años en lugar de recibir una Barbie de cumpleaños, recibiera su primer bote, el cual tuvo que cambiar a los diez años cuando le entregaron su Hurley 700 (un velero de dos mástiles) al que bautizó como Guppy y sobre el cual ya tenía en su joven mente el plan de realizar su odisea, aunque al final lo cambió por un Hurley 800 al que también bautizó Guppy.

Los golpes del destino

“Entonces Rocky le dice a su hijo: no importa qué tan
duro te golpee la vida, lo importante es seguir avanzando
a pesar de los golpes”

A los trece años Laura expresó su interés por ser la navegante más joven de la historia en dar la vuelta al mundo sola en su barco, pero incluso ante lo que pareciera la inocente propuesta de una niña mima­da, las méndigas circunstancias se ponen en contra de los planes. Una sociedad tan avanzada y madura como la holandesa no puede permitir que una cha­maca berrinchuda sea lanzada sola al mar y luche en contra de las vicisitudes de la naturaleza y la vida. El juzgado de Utrecht le retiró la custodia al padre porque ante los ojos de la justicia holandesa parecía ser muy permi­sivo y no la hacía responsable de sus deberes escolares. No impor­tan esos golpes de la vida cuando la meta está definida, hay que sortear los escollos y seguir avanzando. La niña tuvo que forzar su madurez y demostrar que tenía las habilidades y la responsabilidad suficiente para emprender este viaje. A pesar de eso el juzgado no le permitiría la hazaña porque significaría que tendría que faltar por un año a clases, tiempo que duraría su viaje. Diez meses des­pués de su lucha legal, la custodia regresó a sus padres y saltó sola al mar un 21 de agosto del 2010 con tan solo 14 años de edad, sin bar­cos de apoyo, ni fuerzas de rescate. Pero solo cuatro días después, una tormenta la hizo quedarse en tie­rra (en Lanzarote), posponiendo nuevamente su viaje por algunas semanas.

Sola contra el mundo

Salió nuevamente al mar en noviembre del 2010, pero en sus planes no estaba tan solo recorrer el mundo por mar, tal y como lo habían estado haciendo algunos jóvenes (y adultos) en el mundo, sino que le interesaba conocer otras personas y formas de vida, por lo que le gustaba atracar en los países y conocer gente y mientras navegaba tuvo la oportunidad de ir filmando toda su travesía, cuyo resul­tado hoy podemos disfrutar en el docu­mental “Maidentrip”. Sin embargo, a lo largo del film y su recorrido vamos notando un cambio de comportamiento que la va convirtiendo en una persona más dura y amante de la soledad, no solo por su aislamiento, sino por los cambios propios de la edad que de por sí en tierra ya son complicados. Así vislumbra­mos el verdadero despertar de su independencia. Porque más allá del mar, más allá del hori­zonte y más allá del destino, hay solo una cosa a la que te tendrás que enfrentar; a tí mismo. Y eso precisamente es lo que advertía durante esas tardes de inmensidad oceánica; su presencia en el mundo.

Mientras pasan las millas, las olas y el tiempo, Laura tuvo que pasar situaciones que muchos de nosotros vivimos tan solo en nuestras pesadillas, como lidiar con tormentas con olas elevadas, cucarachas a bordo, días sin dormir por estar alerta, rodear zonas de piratas, descomposturas de su bote y más, pero así se forma el carácter de los viajeros.

¿El final?

El sábado 21 de enero del 2012 Laura Dekker tras haber recorrido 27,000 millas náuticas (50,034 kilómetros) en 366 días sobre el mar y 518 días en total, se convirtió en la personas más joven en recorrer el mundo sola por mar, partiendo a una edad de 14 años y atracar a los 16 años con 123 días y aunque los libros de records no quieren certificar su marca para no alentar a más jóvenes a romperla, su historia ha quedado escrita en el Olimpo de los viajeros.

El viaje de Laura Dekker

Laura Dekker se casó a los 19 años, el 28 de marzo del 2015, viviendo su vida a la velocidad que le agrada y aunque hoy aún es muy joven tarde o tempra­no Laura Dekker también partirá de este mundo y tarde o temprano sus huesos también se harán polvo, pero pienso románticamente que el día de su viaje final ella mirará al horizonte y se dirá a sí misma: “a pesar de todo fui el ser humano más joven en darle la vuelta al mundo sola”… Y tú, amigo lector, ¿qué harás este fin de semana? ¡pfff!

Ángel Abraham Chávez

Especialista en turismo, capacitador, docente, travel-coolhunter e investigador turístico. Director de la revista Mochilazo Cultural.

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